De la
alegría de vivir, de la pasión por un sueño, de la sencillez de la
vida. De todo eso trata esta entrevista, la de María Reyna, soprano
de Tlahuitoltepec Mixe.
Nuestra
charla transcurre, en lengua Ayuujk (Mixe), en un lugar de la bella
ciudad de Oaxaca. Hay tanto que platicar y compartir, y más si es en
Ayuujk. A ratos reimos, a ratos nos ponemos sentimentales, nos
acompañan Mary y Alis en la mesa y entre todos platicamos varias
horas.
Esta
entrevista, como tantas otras, puede ser contada desde varias vistas,
desde varios puntos, y desde varios comienzos. Aquí, simplemente
esbozaré una breve charla, una charla entre cuates, entre vecinos,
entre hablantes del mixe...
Reyna: Hace
cerca de un mes recibí una llamada. La de Zenaida. Recuerdo que el
día anterior, yo ya quería abandonar todo, ya no tenía un peso
para pagar mis estudios en la escuela de canto. Llevaba meses sin
trabajo. No tenía para pagar mi renta. Esa llamada me sirvió
bastante. Recuerdo que Zenaida me dijo “vimos tu video en youtube y
nos gustó. ¿Podrías venir a cantar aquí en Oaxaca?”. En la
plática quedamos que mejor presentara un concierto. Tenía un mes
para preparar todo. Fueron días y noches de mucho trabajo, de
desvelos, de dormir hasta la madrugada, de practicar y de ensayar,
para dar un buen concierto.
Joaquín, mi
maestro, es una persona muy inquieta. Yo no quería que se subiera el
video a internet, hasta que él me convenció. He andado con mis
maestros, cantando por todos lados, un día mi maestro quería que
cantara en el mercado, pero a mí me daba pena.
Xaab: yo
creo que era para que se te quitara la pena.
Reyna: yo
creo que si... Cuándo comencé, yo no conocía a nadie. No hablaba
bien el español, fue mucho batallar. Recuerdo que a los nueve años
participé en los concursos que se realizan en el pueblo, inicié
participando con el coro de la escuela primaria Pablo L. Sidar, en un
mes de noviembre. Yo era muy inquieta, mi madre me decía. Sä jyäwë
mjantsy jaty – para calmar mi inquietud. Con el coro fuí a radio
Guelatao. Después de mi participación en el coro estuve de solista
participando en las fiestas, como cuando había fiesta en Santa
Cecilia. Recuerdo que mi modelo era Briseida. La debes de conocer. Me
gustaba como cantaba y entonces me decía ¿Ka'ap ëts yëntejënt
x'tymyay? ¿Es que yo no puedo?¿Cómo es que ella puede?¿Qué yo no
podré? Y, así me di valor. Recuerdo mis primeras participaciones,
estaba quieta, quieta, sin ademanes, me daba mucho miedo y tenía
tantos nervios. Con mis participaciones en los concursos fui ganando
algunos lugares, en mi primera participación ocupé el tercer lugar,
por supuesto Briseida ganó el primer lugar y Ana Olivia ganó el
segundo. Me propuse ocupar el primer lugar y así fue, en otro
concurso yo ocupé el primer lugar y Briseida el segundo. Yo admiraba
a Briseida, me gustaba como cantaba, como hacía los ademanes en sus
participaciones.
Yo no iba a
estudiar la secundaria, mi madre me dijo que no había para pagar la
escuela. No había dinero – me decía- Entonces platiqué con el
maestro Marcos, él me dijo que mejor cantáramos, que él tocaba y
yo cantaba... y así fué. Comenzamos cantando en el comedor Rincón
de la Sierra, el de Félix, lo debes de conocer, le quiero agradecer
a Félix, espero encontrarlo y agradecerle ese espacio. Estuvimos
cantando por un mes sin un solo pago, cantabamos en ese comedor.
Recuerdo que después del mes recibí mi primera paga, fue de
cincuenta pesos, no sé cuánto le habrán dado al maestro Marcos,
creo que cien pesos. No podía creer que por cantar me estaban
pagando. Me emocionó mi primer pago, no lo podía creer. Después,
el pago aumentó poco a poco.
Íbamos a
los gastos, a las fiestas, luego fuera de Tlahui. Tenía tanto miedo
para hablar frente al público. Quería pero no podía. Conocimos a 7
copitas (así le decían), nos abrió espacios para presentarnos en
Ayutla, en algunos eventos, en Albarradas también y finalmente
llegamos a la ciudad de Oaxaca.
Cuando te
encata lo que haces solito salen las cosas “kun' tejënt yëkxon
x'ytsokt”. Vivo para cantar. Casí recorrí la región Mixe, nada
más por cantar y jugar. Jajaja.
Xaab.- ¿Cómo
hacías la tarea de la escuela?¿Cómo elaborabas tus trabajos?
Reyna.-
Hacía mi tarea en el coche. Cuando íbamos a una presentación, en
el transcurso del camino hacía mis ejercicios. Los maestros de la
secundaria sabían de mi situación. La maestra de matemáticas
Petra, que aprecio mucho, me daba permiso. Yo le daba dinero a mi
mamá de lo que fui ganando y me quedaba con lo mío. Era para mis
útiles y cosas personales. Eran 5 horas de matarme o más bien de
matarnos amenizando una fiesta.
Me trataban
bien en las fiestas, yo pedía té. A veces regresaba ronca. Cuando
uno no vocaliza afecta a la garganta. Antes era más pesado. El
maestro Marcos era muy responsable, no tomaba, y me cuidaba. Cuando
íbamos lejos me iba con uno de mis amigos. Andábamos como los 3
mosqueteros: Marcos, 7 copitas y yo.
Cuando
terminé la secundaria. Viendo a las cantantes, yo me decía ¿Cómo
le hace ella? ¿Cómo le hacen? El profe Marcos me dijo: “busca,
busca donde sea, en México, en Guadalajara, busca”.
En ese
tiempo una prima me llamó. No sabía nada, sólo me dijo que
trabajaba en la ciudad. Y cuándo llegué al trabajo. ¡Todo
diferente! Tum tsuj tum tëëkpx (todo bello, todo brillante). No sé
bien el español, no sé hablar bien, me daban miedo los akäts
(gente de la ciudad).
Mi primera
patrona me enseñó todo, el nombre de las cosas, cómo se dice, cómo
expresarse en español. Estube cuatro meses así. La tristeza se
apoderó de mí. Casi me regreso. Mejor me regreso, no la voy a
hacer. Y luego el orgullo ¿Cómo voy a regresar? Si dije que la
haría. Y eso fue lo que me mantuvo y... “VENGO A LOGRAR LAS
COSAS”.
Seis meses
trabajé y después busqué una escuela de música. Después me
encontré una maestra y me dijo ¿Vienes a ganar? ¿A qué vienes? La
gente que conozco viene a lograr de todo. Y entonces respondí “Vengo
a ser cantante, por eso salí de mi pueblo”. Entonces asistí a mis
clases de canto.
Ah, pero en
eso de andar buscando escuela. Participé en una audición, no pasé,
me fallaba el ritmo. Me agüité pero feo. Después busqué otra
escuela donde pudiera cantar.
Fue cuando
llegué al instituto Inlevare. Yo lo que quería era cantar, un
calvario por que tenía que ser paciente, dejar de escuchar la música
que cantaba, cantar solo en la escuela... Todo eso a partir de que me
llamaron “siéntate, vamos a platicar” y allí fue donde entendí
qué significaba cantar de manera profesional.
Todavía
extrañaba Tlahui. A duras penas salí adelante ¿A qué vienes? ¿A
cantar no?. Tenes que echarle muchas ganas. A cantar. La voz aguda me
costó. 1 año que no me salía. El canto es paciencia. Me costó que
me quitaran todo lo que traía, me costó por que sí me costó. Me
mencionaron “Prohibido cantar en tu casa. Nada”, te imaginas yo
amo cantar y no podía cantar. Y es que si cantaba no hubiera sido
posible llegar a donde estoy. Ahora sí que le doy gracias a Joaquin,
mi maestro. En ese tiempo no lo entendía. Ahora sí lo entiendo.
Después de
un año me dieron un método. Trato de dar lo mejor en todo. En el
trabajo, en la escuela, en la escuela de canto. Quiero terminar mi
prepa. Y mi licenciatura. Las ayudas de mis maestras y maestros que
he conocido me han ayudado a salir adelante.
Esta charla
entrevista concluye en un ambiente de amigos y de cuates. En ella se
ve el temple y la pasión por seguir un sueño. A través del ejemplo
de María Reyna contamos historias paralelas, historias que se
asemejan, historias convergentes, historias divergentes. Esta
historia de vida, comienza hace tantos años. En aquellas tierras y
montañas de la sierra norte de Oaxaca, en el seno de un pueblo de
tradiciones y de música. Ésta es la historia de vida de María
Reyna...
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