miércoles, 6 de febrero de 2013

"Yo vivo para cantar". María Reyna

De la alegría de vivir, de la pasión por un sueño, de la sencillez de la vida. De todo eso trata esta entrevista, la de María Reyna, soprano de Tlahuitoltepec Mixe.

Nuestra charla transcurre, en lengua Ayuujk (Mixe), en un lugar de la bella ciudad de Oaxaca. Hay tanto que platicar y compartir, y más si es en Ayuujk. A ratos reimos, a ratos nos ponemos sentimentales, nos acompañan Mary y Alis en la mesa y entre todos platicamos varias horas.

Esta entrevista, como tantas otras, puede ser contada desde varias vistas, desde varios puntos, y desde varios comienzos. Aquí, simplemente esbozaré una breve charla, una charla entre cuates, entre vecinos, entre hablantes del mixe...

Reyna: Hace cerca de un mes recibí una llamada. La de Zenaida. Recuerdo que el día anterior, yo ya quería abandonar todo, ya no tenía un peso para pagar mis estudios en la escuela de canto. Llevaba meses sin trabajo. No tenía para pagar mi renta. Esa llamada me sirvió bastante. Recuerdo que Zenaida me dijo “vimos tu video en youtube y nos gustó. ¿Podrías venir a cantar aquí en Oaxaca?”. En la plática quedamos que mejor presentara un concierto. Tenía un mes para preparar todo. Fueron días y noches de mucho trabajo, de desvelos, de dormir hasta la madrugada, de practicar y de ensayar, para dar un buen concierto.

Joaquín, mi maestro, es una persona muy inquieta. Yo no quería que se subiera el video a internet, hasta que él me convenció. He andado con mis maestros, cantando por todos lados, un día mi maestro quería que cantara en el mercado, pero a mí me daba pena.

Xaab: yo creo que era para que se te quitara la pena.

Reyna: yo creo que si... Cuándo comencé, yo no conocía a nadie. No hablaba bien el español, fue mucho batallar. Recuerdo que a los nueve años participé en los concursos que se realizan en el pueblo, inicié participando con el coro de la escuela primaria Pablo L. Sidar, en un mes de noviembre. Yo era muy inquieta, mi madre me decía. Sä jyäwë mjantsy jaty – para calmar mi inquietud. Con el coro fuí a radio Guelatao. Después de mi participación en el coro estuve de solista participando en las fiestas, como cuando había fiesta en Santa Cecilia. Recuerdo que mi modelo era Briseida. La debes de conocer. Me gustaba como cantaba y entonces me decía ¿Ka'ap ëts yëntejënt x'tymyay? ¿Es que yo no puedo?¿Cómo es que ella puede?¿Qué yo no podré? Y, así me di valor. Recuerdo mis primeras participaciones, estaba quieta, quieta, sin ademanes, me daba mucho miedo y tenía tantos nervios. Con mis participaciones en los concursos fui ganando algunos lugares, en mi primera participación ocupé el tercer lugar, por supuesto Briseida ganó el primer lugar y Ana Olivia ganó el segundo. Me propuse ocupar el primer lugar y así fue, en otro concurso yo ocupé el primer lugar y Briseida el segundo. Yo admiraba a Briseida, me gustaba como cantaba, como hacía los ademanes en sus participaciones.

Yo no iba a estudiar la secundaria, mi madre me dijo que no había para pagar la escuela. No había dinero – me decía- Entonces platiqué con el maestro Marcos, él me dijo que mejor cantáramos, que él tocaba y yo cantaba... y así fué. Comenzamos cantando en el comedor Rincón de la Sierra, el de Félix, lo debes de conocer, le quiero agradecer a Félix, espero encontrarlo y agradecerle ese espacio. Estuvimos cantando por un mes sin un solo pago, cantabamos en ese comedor. Recuerdo que después del mes recibí mi primera paga, fue de cincuenta pesos, no sé cuánto le habrán dado al maestro Marcos, creo que cien pesos. No podía creer que por cantar me estaban pagando. Me emocionó mi primer pago, no lo podía creer. Después, el pago aumentó poco a poco.

Íbamos a los gastos, a las fiestas, luego fuera de Tlahui. Tenía tanto miedo para hablar frente al público. Quería pero no podía. Conocimos a 7 copitas (así le decían), nos abrió espacios para presentarnos en Ayutla, en algunos eventos, en Albarradas también y finalmente llegamos a la ciudad de Oaxaca.

Cuando te encata lo que haces solito salen las cosas “kun' tejënt yëkxon x'ytsokt”. Vivo para cantar. Casí recorrí la región Mixe, nada más por cantar y jugar. Jajaja.

Xaab.- ¿Cómo hacías la tarea de la escuela?¿Cómo elaborabas tus trabajos?

Reyna.- Hacía mi tarea en el coche. Cuando íbamos a una presentación, en el transcurso del camino hacía mis ejercicios. Los maestros de la secundaria sabían de mi situación. La maestra de matemáticas Petra, que aprecio mucho, me daba permiso. Yo le daba dinero a mi mamá de lo que fui ganando y me quedaba con lo mío. Era para mis útiles y cosas personales. Eran 5 horas de matarme o más bien de matarnos amenizando una fiesta.

Me trataban bien en las fiestas, yo pedía té. A veces regresaba ronca. Cuando uno no vocaliza afecta a la garganta. Antes era más pesado. El maestro Marcos era muy responsable, no tomaba, y me cuidaba. Cuando íbamos lejos me iba con uno de mis amigos. Andábamos como los 3 mosqueteros: Marcos, 7 copitas y yo.

Cuando terminé la secundaria. Viendo a las cantantes, yo me decía ¿Cómo le hace ella? ¿Cómo le hacen? El profe Marcos me dijo: “busca, busca donde sea, en México, en Guadalajara, busca”.

En ese tiempo una prima me llamó. No sabía nada, sólo me dijo que trabajaba en la ciudad. Y cuándo llegué al trabajo. ¡Todo diferente! Tum tsuj tum tëëkpx (todo bello, todo brillante). No sé bien el español, no sé hablar bien, me daban miedo los akäts (gente de la ciudad).

Mi primera patrona me enseñó todo, el nombre de las cosas, cómo se dice, cómo expresarse en español. Estube cuatro meses así. La tristeza se apoderó de mí. Casi me regreso. Mejor me regreso, no la voy a hacer. Y luego el orgullo ¿Cómo voy a regresar? Si dije que la haría. Y eso fue lo que me mantuvo y... “VENGO A LOGRAR LAS COSAS”.

Seis meses trabajé y después busqué una escuela de música. Después me encontré una maestra y me dijo ¿Vienes a ganar? ¿A qué vienes? La gente que conozco viene a lograr de todo. Y entonces respondí “Vengo a ser cantante, por eso salí de mi pueblo”. Entonces asistí a mis clases de canto.

Ah, pero en eso de andar buscando escuela. Participé en una audición, no pasé, me fallaba el ritmo. Me agüité pero feo. Después busqué otra escuela donde pudiera cantar.

Fue cuando llegué al instituto Inlevare. Yo lo que quería era cantar, un calvario por que tenía que ser paciente, dejar de escuchar la música que cantaba, cantar solo en la escuela... Todo eso a partir de que me llamaron “siéntate, vamos a platicar” y allí fue donde entendí qué significaba cantar de manera profesional.

Todavía extrañaba Tlahui. A duras penas salí adelante ¿A qué vienes? ¿A cantar no?. Tenes que echarle muchas ganas. A cantar. La voz aguda me costó. 1 año que no me salía. El canto es paciencia. Me costó que me quitaran todo lo que traía, me costó por que sí me costó. Me mencionaron “Prohibido cantar en tu casa. Nada”, te imaginas yo amo cantar y no podía cantar. Y es que si cantaba no hubiera sido posible llegar a donde estoy. Ahora sí que le doy gracias a Joaquin, mi maestro. En ese tiempo no lo entendía. Ahora sí lo entiendo.
Después de un año me dieron un método. Trato de dar lo mejor en todo. En el trabajo, en la escuela, en la escuela de canto. Quiero terminar mi prepa. Y mi licenciatura. Las ayudas de mis maestras y maestros que he conocido me han ayudado a salir adelante.

Esta charla entrevista concluye en un ambiente de amigos y de cuates. En ella se ve el temple y la pasión por seguir un sueño. A través del ejemplo de María Reyna contamos historias paralelas, historias que se asemejan, historias convergentes, historias divergentes. Esta historia de vida, comienza hace tantos años. En aquellas tierras y montañas de la sierra norte de Oaxaca, en el seno de un pueblo de tradiciones y de música. Ésta es la historia de vida de María Reyna...


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